El escribir siempre es un arte, en el cual las herramientas son las palabras, ordenadas de tal manera que generen una sensación. Soy una persona que cree poder explicarse sobre un tema específico y los viajes me fascinan. Mi esposa fue la persona que me inculcó el bichito de viaje, de poder escribir y hablar sobre ello. Antes de ella, mis viajes eran netamente de trabajo, pero luego con ella, se agregó el gusto de visitar lugares, de ir a probar sazones, de subir ruinas y luego, en el maravilloso disco duro de la mente, quedan recuerdos imborrables: ver el Misti en Arequipa con su crater adornado de la blanca nieve, ver el esplendoroso verde de la vegetación que rodea Macchu Picchu en nuestro Cusco, una langosta reinando el plato de un espectacular parihuela, la piel tostada a nivel galleta de una panceta de cerdo saliendo de una caja china... en fin, miles de cosas. Las palabras entran por los ojos, pero es característica de nosotros que el lector lo saboree, paladee y se deleite con ellas.